A finales del 2023 la población mexicana fue testigo de los últimos procesos o dinámicas migratorias, representadas por las llamadas caravanas migrantes, suscitadas al sur del país. El estado de Chiapas representaría la entrada o acceso a Norteamérica de más de 6 mil migrantes indocumentados, provenientes del llamado Triángulo del Norte (Guatemala, Honduras y El Salvador), así como de países de la zona de elCaribe y Sudamérica. Tan solo por referir algunas cifras presentadas por el Instituto Nacional de Migración (INM) en 2023 se registraron aproximadamente 700 mil migrantes indocumentados en tránsito, con el propósito firme de llegar a la frontera Norte y de ahí, intentar llegar a los Estados Unidos de Norteamérica. Por lo que se observa además un crecimiento de la dinámica migratoria del 695 por ciento durante los últimos diez años.
Mucho de este flujo migratorio Sur – Norte, se puede visualizar en tres principales rutas desde que ingresan a territorio nacional. La ruta del Pacífico, cuya dinámica y movimiento abarca estados como Chiapas, Oaxaca, zona Centro del país, y de ahí a través de Jalisco, Sinaloa y hasta llegar a Sonora. La segunda vía es la zona Centro, considerando estados como Oaxaca, Puebla, Estado de México y zona metropolitana de la capital, Hidalgo, Querétaro, Guanajuato, San Luis Potosí, Zacatecas, Coahuila y Nuevo León. Y la tercera ruta, mejor conocida por bordear la zona del Golfo, que desde la perspectiva o facilidad migratoria, es el camino más práctico y elegido por los migrantes en los últimos años.
Haciendo un análisis de las principales rutas o zonas de tránsito, reflexionamos en torno a las facilidades que los gobiernos locales (estatales y municipales) deberían brindar a los miles y miles de migrantes que pasan diariamente por sus localidades, de conformidad con los compromisos suscritos y tratados internacionales que ha firmado el gobierno mexicano, y bajo los principios de una migración segura, regular y ordenada. Por lo que al analizar la ruta de la zona Centro del país, y particularmente la entidad queretana, resalta la preocupación sobre los canales de apoyo y programas que puedan fijarse en pro de garantizar la seguridad de los migrantes en tránsito. No obstante, al no tener por el momento una cifra exacta de los cruces “invisibles” de migrantes por la entidad, existe la posibilidad de que muchas de estas familias que han ingresado a territorio nacional a través de las denominadas caravanas, se hayan dado cuenta de la calidad de vida y seguridad que ofrece el gobierno queretano en torno a la dinámica de la migración. Y es que no estamos lejos que, ante el fallido propósito de los migrantes por llegar a la frontera Norte, Querétaro se pueda convertir en un santuario para la esperanza de muchas familias de migrantes indocumentados que buscan una vida, así como la seguridad de sus parejas e hijos.
Lo antes expuesto nos invita a la reflexión en el sentido de reconocer a nuestro estado, ya no como una zona de tránsito de migrantes, sino que muy pronto, podamos observar la integración de muchos migrantes que, ante su fracaso por llegar a la frontera Norte, decidan establecerse en Querétaro.
El gran reto para el presente y próximo gobierno estatal, corresponderá no solo a brindar atención a la población queretana o de otras entidades del país que han decidido permanecer en la entidad; sino también proporcionar una calidad de vida a otro tipo de personas que han transitado por el estado o bien, han permanecido como migrantes indocumentados, ocultos ante las autoridades, y que de manera humana también requieren de la atención en servicios fundamentales de salud, vivienda, alimentación y educación;permitiendo con ello su mejor inserción en la sociedad queretana, representando un crisol de nacionalidades o multicultural como lo es hasta ahora nuestro estado.